BENITO Y SU CARRITO

"El tío Paco anda muy preocupado.
Hay algo que le ha desconcertado.
Su sobrino, el pequeño Benito,
quiere comprarse un carrito.
¡Qué locura, qué alboroto!
¿Porqué no preferirá una moto?"

Escrito por: Belén Gaudes y Pablo Macías.
Ilustrado por: Nacho de Marcos.
Editorial: Cuatro Tuercas






- Benito, bonito,
¿porqué quieres un carrito?
¿No prefieres un coche
que se ilumine de noche?
¿O una espada láser,
un arco con flechas,
un avión de combate,
o algo que te haga una brecha?


- A mí lo que me gusta
es dar besos y abrazos.
Me encanta tener un bebé
justo bajo mi regazo.
- ¡Pero si eso es de niñas!
- Y de niños, tío Paco.
- Las mujeres son las que crían.
- Los hombres ya están criando.
Mi padre me cuida mucho.
- Pues será de cuando en cuando.
- Lo que SERÁ no lo sé.
Lo que ES, es todo el rato.


El padre de Benito
coge en brazos al niño.
Abrazos, besos y caricias,
todo tipo de cariño,
 se dan y se reciben.
Eso no lo da un camión,
por muchas luces que tenga
ni aunque mole mogollón.


Sigue el tío de Benito
con sus preguntas antiguas:
- ¿Y tiene que ser rosa?
Ya ves tú qué cosa.
- Este ha sido el único
color que he encontrado
y, para serte sincero,
a mí me ha encantado.


Y Benito, satisfecho,
con su carro y su bebé,
pasea a todas horas
y hasta toman un té.


Tío Paco se acerca entonces
al papá de Benito.
- Atiende un momento, cuñado,
que ando yo muy preocupado.
A mí es que me da cosa
que le guste tanto el rosa.
No vaya a ser que la gente
piense que es diferente.
Tú  ya me entiendes...


- Yo entiendo lo que entiendo.
Tú también me comprendes.
Lo que quiere mi Benito
es un bebé sonriente
al que cuidar y al que querer,
como hace la buena gente.
Y si eso mal te parece,
pues doblemente me escuece.


- No, si Benito está feliz
- confiesa el tío Paco -.
El otro día le oí
decir sin ningún reparo:
¡ Ande yo VALIENTE,
ríase la gente!


Tío Paco comienza entonces
a dar vueltas a una idea.
Entra en la juguetería de la señora Clea.
Quiere comprarle algo
a su sobrino Benito
y escoge una sombrilla
a juego con su carrito.


Ahora todos sonríen
al ver pasar a Benito
con su enorme carrito rosa.
Y no hay cosa más hermosa
que ver a un niño feliz
disfrutando tanto, tanto,
que hasta le pica la nariz.


Y así fue como la excepción se convirtió en regla.
Porque el mundo está construido
por miles de maravillosas excepciones.
Cada día hay más Benitos
paseando sus carritos.
Mañana, papás amorosos
que se sientan orgullosos.
¿No es encantador?


Y así, tan de repente,
nos da el final en la frente.

CHIM PÚM













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