YO VOY CONMIGO

Casi todos los cuentos tradicionales están cargados de estereotipos sexistas que enseñan a los niños y niñas cómo deben comportarse según su sexo. Suelen incorporarse de forma inocente, ingenua e incluso divertida y, por eso, pasan desapercibidos a madres, padres y personal docente. Es lo que hemos visto siempre, lo que se relataba en los cuentos que nos leían y el reflejo de la realidad desigual que nos rodea. Los tenemos asumidos y asimilados como algo normal, producto de nuestra propia cultura machista. No es casualidad que en los cuentos las brujas aparezcan como figuras malvadas y los magos como seres inteligentes y buenos; que los príncipes valientes salven a las princesas sumisas; que la figura de la maldad se represente por madrastras (en femenino); que los niños siempre tengan que ser valientes, emprendedores, mientras que las niñas sean simples, bonitas, temerosas y obedientes.
Entre estos estereotipos, el más usado, y quizá el más peligroso en la formación de la identidad de género tanto del hombre como de la mujer, es la figura del príncipe azul. Es la misma figura que las chicas, cuando llegan a la adolescencia, visualizan en el cantante, actor o deportista de moda. Esos elementos mágicos del príncipe azul transformándolos en elementos reales que pueden ver en un compañero o amigo. Un compañero cuya conducta ella podrá cambiar, porque es posible que se produzca con un beso la metamorfosis del feo y asqueroso sapo en el valiente y protector príncipe, para amarlo eternamente entregándose por completo. El amor lo puede todo, como en el caso de Bella, que cambia a Bestia por amor, un amor incondicional capaz de esperar un cambio de un personaje que la tiene secuestrada y que no la trata nada bien. ¿ A qué nos recuerda este símil?. La Sirenita se entrega por completo a un amor nacido a primera vista, perdiendo por ello hasta la capacidad del habla, renunciando a su voz, a la palabra, a expresarse como persona, aceptando la nulidad por amor.

Para cerrar el tema de coeducación he elegido un cuento precioso que nos habla de una niña realmente increíble, que por amor renuncia a sí misma ... Pero por muy poquito tiempo. ☺
Espero que os guste!!.

Escrito e ilustrado por: Raquel Díaz Reguera.
Editorial: Thule Ediciones.








Me gusta Martín.
Me gusta Martín.
ME GUSTA MARTÍN.
ME GUSTA MARTÍN.
Me gusta
MARTÍN.



Lo sé porque cuando pasa por mi lado
siento que me pica la nariz
y que mis rodillas se ponen tontas...
Pero Martín no se da cuenta,

Martín no me mira nunca.


Mi amiga Lucía me ha dicho
que no me queda bien el pelo recogido,
que a lo mejor,
si me lo dejo suelto,
Martín me mirará.

Me he quitado las coletas pero...
Martín no me ha mirado.


Mi amiga Ana me ha dicho
que tal vez
debería quitarme las gafas,
que a lo mejor
sin mis coletas
y sin mis gafas
Martín me mirará.

Me he quitado las gafas pero...
Martín no me ha mirado.


Mi cabeza 
empieza a vaciarse de pájaros.
Los veo levantar el vuelo
y alejarse.


Mi amigo Luis me ha dicho
que por qué no pruebo a quitar
esa sonrisita de mi cara.
Está seguro de que
sin mis coletas,
sin mis gafas
y sin mi sonrisita
Martín me mirará.

He dejado de sonreir pero...
Martín no me ha mirado.


Mi amiga Carla me ha dicho
que por qué no pruebo a no tararear
cancioncillas de las mías.
Quizá
sin mis coletas,
sin mis gafas,
sin mi sonrisa
y sin canturrear mis canciones
Martín me mirará.

He dejado de cantar pero...
Martín no me ha mirado.


- ¿Serán tus pecas? - me ha
dicho Lola.
Ella piensa que
sin mis coletas,
sin mis gafas,
sin mi sonrisa,
sin mis canciones 
y sin pecas
Martín me mirará.

Hoy he ido al cole sin mis
pecas pero...
Martín no me ha mirado.


Y no sé adónde van
los pájaros que viven en mi cabeza...
pero sé que se van
lejos,
lejos,
lejos...


- ¿No será que hablas demasiado? - me
ha dicho Marcos.
Está convencido de que
sin mis coletas,
sin mis gafas,
 sin mi sonrisa,
sin mis canciones,
sin mis pecas
y calladita,
seguro que Martín me mirará.

Hoy no he abierto la boca en todo el día
pero...
Martín no me ha mirado.


"¡A lo mejor son mis alas!",
he pensado.
Sin mis coletas, 
sin mis gafas,
sin mi sonrisa,
sin mis canciones,
sin mis pecas,
sin mis palabras
y sin mis alas

Martín me mirará.
Hoy he ido al cole sin mis alas...


Y sin mis coletas
y sin mis gafas
y sin mi sonrisa
y sin mis canciones
y sin mis pecas
y sin mis palabras.

¡Y Martín me ha mirado!
¡Creo que me ha sonreído!

¡Martín me ha visto!


Pero ahora soy yo la que no me veo.

¿Y dónde están los pájaros de mi cabeza?



Le he dicho a Lucía
que me gusta mi pelo recogido,
le he dicho a Ana
que me gustan mis gafas,
le he dicho a Luis
que me gusta mi sonrisa,
le he dicho a Carla
que me gustan mis canciones,
le he dicho a Lola
que me gustan mis pecas,
le he dicho a Marcos
que me gusta hablar
y me he dicho a mí misma
que sin mis alas no soy yo.


Mis alas son iguales
a las de los pájaros de mi cabeza.

Ahora sé
que yo voy conmigo
y me miro y me veo.
Tengo alas.





Os dejo un enlace, por si alguien quiere profundizar en el tema. Es un Proyecto de intervención coeducativa con el alumnado de Educación Infantil y primeros ciclos de Primaria.
Realmente estupendo.















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